Somos Tomodachi Primavera de 2018
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29“Indo-Pacífico libre y abierto”, como demuestra la formación de un foro “cuádruple” entre estas cuatro democracias marítimas. Las medianas y pequeñas potencias, que incluyen desde Corea hasta Indonesia y Sri Lanka, apoyarían también firmemente esta visión, aunque estos poderes son más vulnerables a la presión china y cuidadosos sobre la apariencia de alinearse contra Beijing. De hecho, tanto Tokio como Washington tendrán que aceptar que no todos los Gobiernos firmarán abiertamente la estrategia de un “Indo-Pacífico libre y abierto”, aunque privadamente deseen que las principales democracias marítimas se unan para un orden regional abierto y basado en reglas; y, lo que es más importante, disuadir a Beijing de pensar que puede cambiar ese orden basándose en la coacción.La “Estrategia de un Indo-Pacífico libre y abierto” para la inversión y el desarrollo económico sostenible en la regiónLa versión japonesa de un Indo-Pacífico libre y abierto tiene una fortaleza sobre la versión de la administración Trump, y es el reconocimiento de que todas las naciones que se abarcan entre África y el Pacífico Occidental desean la inversión y el desarrollo económico sostenible. De hecho, la mayoría están más interesadas en ese aspecto que en la competencia abierta con China, en la misma medida en que cada una de ellas se preocupa de que Beijing, usando su iniciativa de “la Franja y la Ruta”, establezca una posición más hegemónica que podría limitar su libertad de acción. El cuarteto compuesto por los EE. UU., Japón, Australia e India ha comenzado a adoptar el tema de la “infraestructura de calidad”, lo que sugiere que Washington se ha dado cuenta de esta deficiencia en su propia formulación. Japón ofrece mucha más asistencia en infraestructuras con el apoyo del Gobierno a través de préstamos en yenes que lo que Estados Unidos hace a través de su crédito oficial pero, en conjunto, los Estados Unidos y Japón pueden aportar mucho a la mesa mediante la cooperación con el Banco Asiático de Desarrollo y con el Banco Mundial. La decisión japonesa de cooperar con China con la iniciativa “la Franja y la Ruta” fue una decisión sabia, debido a que esto proporciona a Tokio alguna oportunidad de llevar a China a mayores niveles de transparencia y responsabilidad a través de la cooperación, más que a través de la competencia. Japón y otros Estados afines tendrán más influencia en este enfoque si hay esfuerzos paralelos para ampliar el apoyo a la inversión en infraestructuras por parte de los países desarrollados y de las instituciones internacionales.El papel de los valores de las estrategias japonesas y americanas en la región del Indo-PacíficoHay otra dimensión para definir la dirección y el impacto de “la Franja y la Ruta” que Tokio y Washington deben tomar más en serio: el papel de los valores de nuestras respectivas estrategias de un “Indo-Pacífico libre y abierto”. El objetivo no debería ser obligar a los diversos sistemas políticos de África, Asia Meridional y Asia Oriental a adoptar un modelo de democracia liberal. Por otro lado, Estados Unidos y Japón no deberían ignorar las cuestiones de gobernabilidad dentro de los países para que podamos “seguir el ritmo” de China. La razón es simple: los Estados que tienen una mayor transparencia, libertad de prensa, responsabilidad legislativa y Estado de derecho serán más resistentes al soborno, la coerción y la opresión e insistirán en una infraestructura de mayor calidad. Nuestro objetivo no es detener la inversión china en infraestructuras, sino mantener una presión sana sobre Beijing para que se ajuste a las normas internacionales establecidas. Esa presión solo será eficaz si también se ejerce desde los países receptores.Concluiría argumentando, por lo tanto, que el marco de un “Indo-Pacífico libre y abierto” de Japón es un elemento importante de la gran estrategia y que tiene buenas posibilidades de ser eficaz, si definimos el objetivo como la configuración de la respuesta de la región al ascenso de China en lugar de intentar de alguna manera “contener” a China. Las relaciones internacionales de la región Indo-Asia-Pacífico son una mezcla contradictoria de cooperación y competencia, por lo que los Estados Unidos y Japón necesitarán enfoques matizados que reconozcan ambos aspectos del problema y que aprovechen nuestra sólida alianza y nuestras asociaciones con naciones de ideas afines.

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