Somos Tomodachi Invierno de 2018
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36Al igual que muchos niños de todo el mundo, crecí viendo Sailor Moon y Pokémon, en mi caso doblados al turco. Volví a ver anime de nuevo en la universidad, y esta vez empecé a darme cuenta de que estos animes retrataban ampliamente Japón: la vida escolar, la belleza natural de sus parajes y las sutilezas de las relaciones humanas japonesas. Siendo bastante tímida, pude identificarme con la forma en que los personajes de anime parecían leer los pensamientos de los demás, o como dicen los japoneses, kūki o yomu (literalmente, ‘leer el aire’). Los turcos tienden a ser más directos que los japoneses, pero menos que los occidentales. Ya no veo anime, pero despertó mi interés sobre la cultura japonesa y también sobre el idioma. El japonés tiene similitudes con el turco. El orden de las palabras en los dos idiomas, por ejemplo, sigue el mismo patrón sujeto-objeto-verbo. Algunos eruditos realmente clasifican el japonés en la familia de las lenguas altaicas como es el caso del turco.Atraída por la sensación que me producía la cultura y el sonido del idioma, me inscribí en las clases de japonés de mi universidad. Estudiando durante las vacaciones de invierno, pude, en un corto periodo de tiempo, avanzar a clases de nivel superior. Después de un año y medio de aprender japonés, mi maestra me seleccionó como estudiante de intercambio para un programa de becas completas en Shimonoseki, prefectura de Yamaguchi.Durante mi estancia allí, me tomé el tiempo para viajar por Japón. Comenzando desde Kyūshū, en mi paso visité lugares pintorescos de Gifu y un mes después llegué a Hokkaidō. Supe que quería mantenerme en contacto con Japón, así que después de regresar a Turquía y graduarme en la universidad, me uní a una compañía japonesa que rehabilitaba los dos puentes que unen Europa y Asia a través del estrecho del Bósforo, la vía fluvial que conecta los mares Negro y Mediterráneo.Dos años después de dejar Japón, me enteré por internet de que Gifu estaba buscando un coordinador de relaciones internacionales (CIR, por sus siglas en inglés). Solicité, esperé y fui aceptada. Una cálida bienvenida en Gifu me hizo sentir cómoda en una ciudad de tamaño mediano: conveniente pero cerca de la naturaleza; un lugar más tranquilo y menos bullicioso que Tokio. Gifu me recordó a mi ciudad natal de Kayseri, un moderno centro industrial y comercial en la antigua Ruta de la Seda con una población de un millón de habitantes. Tanto Gifu como Kayseri son ciudades en encrucijada en el centro del país.Como CIR, presento mi tierra natal, ampliamente desconocida, en las escuelas y en eventos culturales. Utilizo mapas para mostrar cómo Turquía une Europa y Asia y se encuentra dentro de las mismas latitudes que Serie: El programa JETLlevando Turquía a GifuSevgi ÇevikNacida en Kayseri, Turquía. Es la única coordinadora turca de relaciones internacionales (CIR) en el programa JET. Ha estado trabajando en la División de Asuntos Internacionales del Gobierno de la prefectura de Gifu desde 2015. Presenta su país de origen a través de conferencias y clases de cocina, y practica el aikido para vincularse con la gente de Gifu.Lista para viajar en bicicletas de alquiler en un evento de la ciudad de Sekigahara, famosa como lugar histórico de la batalla de Sekigahara (año 1600) que estableció el rumbo para el establecimiento del sogunato de Tokugawa.Japón, y como Japón, tiene cuatro estaciones bien diferenciadas. Para corregir la vaga imagen que algunos japoneses parecen tener de Turquía como una tierra amarillenta y estéril, les muestro nuestras hermosas playas, las montañas boscosas (un volcán extinto de 3.900 m con estaciones de esquí que se elevan sobre la ciudad de Kayseri) y lugares que son Patrimonio Mundial. Enseño la rica historia de Turquía, incluyendo el periodo en que los pueblos turcos ni siquiera estaban en Anatolia o Asia Menor (una gran península en el oeste de Asia, entre el mar Negro y el mar Mediterráneo). También he aprendido a cocinar más comida turca y disfruto compartiendo nuestros platos con mis amigos en Japón: karnıyarık (berenjenas cocinadas con carne picada y cebollas en salsa de tomate), kısır (bulgur molido, perejil y pasta de tomate con otras verduras), sopa de lentejas y postres como el arroz con leche. También demuestro con abrazos y besos cómo saludamos en Turquía.Cuando traje la cultura turca a Gifu, Gifu me enseñó la cultura japonesa. Comencé a tomar clases de aikido en un dōjō (sala de entrenamiento) local, y eso me permitió

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