Somos Tomodachi Otoño / Invierno de 2017
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33en la ciudad capital de Damasco. Su padre, entrenador de natación profesional, comenzó a enseñarle a nadar a la edad de tres años. Entrenaba siete días a la semana, disciplina que la llevó a competir en el Campeonato Mundial FINA 2012 en Estambul.Después de que estallara la guerra, Mardini intentó vivir una vida normal, ir a la escuela y nadar. Pero, cuando los bombardeos interrumpieron su práctica, supo que era hora de irse. A la edad de 17 años, escapó con su hermana, con la esperanza de que el resto de su familia pudiera unirse a ellos más tarde. Viajaron durante 25 días a través de Líbano y Turquía. Llegaron a la costa y se embarcaron en un bote pequeño, con la esperanza de cruzar el mar Adriático hacia Grecia. Cuando el motor del bote se averió, Mardini, su hermana y otros dos saltaron. Nadaron en el mar abierto, evitando que el bote volcara. Después de tres horas y media, la embarcación y sus veinte pasajeros, muchos de los cuales no podían nadar, llegaron seguros a la isla griega de Lesbos.Mardini fue acogida como refugiada en Alemania. Comenzó a nadar de nuevo, trabajando “increíblemente duro. Tengo una buena sensación cuando estoy en el agua. Sin nadar, no creo que hubiera sobrevivido. Nadar te enseña a ser paciente y apasionada al mismo tiempo, y, al final, te enseña a seguir luchando”.Seleccionada para el Equipo Olímpico de Refugiados para Río 2016, se unió a atletas de diferentes países, juntos bajo la bandera olímpica con un mensaje de paz y respeto. Todos consideraron un privilegio representar a otros refugiados.En su visita a Japón, Mardini también compartió su historia con niños de la escuela primaria. Le pareció “maravilloso relacionarse y hablar con los niños sobre natación, sobre las Olimpiadas, sobre lograr sus objetivos y cómo ser fuertes. Los niños tienen una habilidad maravillosa para ser abiertos, imparciales y carentes de prejuicios, simplemente aceptan las cosas y las personas tal cual: eso me encanta”.Mardini quiere competir en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y mejorar su tiempo. “La gente dice que el oro está fuera de mi alcance, pero mi corazón me dice que puedo seguir rompiendo barreras, luchar y quizás algún día lograr lo imposible”.Mardini (izquierda) viajó por Hungría con otros refugiados durante su viaje a Alemania en 2015. © ACNUR / Lam Duc HienMiembros del Equipo Olímpico de Refugiados en la Villa Olímpica, Río 2016.© ACNUR / Benjamin LoyseauMardini salta desde los bloques de salida en la prueba de 100 metros, estilo libre, en Río 2016. © ACNUR / Benjamin LoyseauMardini fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la ACNUR en abril de 2017.© ACNUR

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