Somos Tomodachi Otoño de 2017
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7incluyen el retorno de rivalidades y tensiones que recuerdan tanto a la Guerra Fría como a los nuevos riesgos que plantean los agentes no estatales y organizaciones terroristas con influencia regional y global. Los foros de la ONU también pueden ayudar al mundo a abordar rápidas innovaciones tecnológicas y científicas con el potencial de traer una enorme prosperidad, pero también pueden ayudar a cambiar drásticamente el entorno de seguridad internacional si se utilizan como armas o se combinan con intenciones maliciosas. Dentro de las Naciones Unidas, debemos prevenir el conflicto al tiempo que garantizamos que nuestras operaciones de paz puedan proteger a la población civil, restaurar la estabilidad y mantener la paz con más eficacia. También debemos redoblar nuestros esfuerzos para hacer avanzar los procesos de desarme, el mandato más antiguo de las Naciones Unidas, aprobado en la primera resolución de su Asamblea General de 1946. Los esfuerzos de control de armas, no proliferación y desarme fomentan la confianza, reducen las tensiones y contribuyen a hallar soluciones políticas a los conflictos.Japón, con su historial probado en asuntos multilaterales, desempeña un papel fundamental en todos estos esfuerzos. En nombre de la Secretaría General de la ONU, propongo tres formas en las cuales Japón podría fortalecer aún más su apoyo a las Naciones Unidas y, por extensión, a toda la comunidad internacional.En primer lugar, Japón podría extender su papel como puente en las Naciones Unidas para reunir diversas perspectivas y posiciones sobre cuestiones difíciles. Para que las Naciones Unidas funcionen eficazmente, los Estados miembros deben encontrar enfoques comunes para afrontar retos globales. En el complicado entorno político actual, es necesario un grupo de países de confianza para contribuir a reducir las diferencias y encontrar áreas de acuerdo. Japón es respetado y apreciado globalmente por la política exterior moderada y en favor de la paz que ha aplicado en las últimas siete décadas, además de por sus prolongados y sinceros esfuerzos para apoyar el desarrollo en todo el mundo. La confianza y la credibilidad entre los miembros de la ONU podrían ser una gran ventaja para respaldar el buen funcionamiento del sistema de la ONU. En segundo lugar, Japón podría asumir un gran papel en la potencialmente difícil tarea de defender o restaurar los valores universales que las Naciones Unidas buscan difundir: derechos humanos, estado de derecho y diversas normas e instrumentos internacionales que la comunidad mundial ha trabajado para establecer de generación en generación, en algunas zonas, durante más de un siglo. En Oriente Medio se han visto violaciones manifiestas tanto del derecho internacional humanitario como del tabú universal sobre el uso de armas químicas, y estos son solo dos preocupantes ejemplos de la posible erosión de las normas internacionales. Es esencial actuar de forma inmediata y vigorosa para evitar una mayor erosión. Japón siempre ha actuado de forma rigurosa y ejemplar en las Naciones Unidas para evitar una el estado de derecho, e intensificar los esfuerzos japoneses en este aspecto sin duda beneficiaría al mundo.En tercer lugar, esperamos que Japón respalde fuertemente los esfuerzos para la reforma institucional iniciados y encabezados por el secretario general de la ONU, António Guterres. A medida que el mundo experimenta profundos cambios, las Naciones Unidas tendrán que cambiar con él. Las reformas que debemos realizar pueden ser dolorosas en ocasiones para el personal y los delegados de la ONU, pero son necesarias para que el multilateralismo y las Naciones Unidas continúen siendo relevantes en el siglo XXI. Estos esfuerzos reformistas son importantes para garantizar no solo que el sistema de las Naciones Unidas sea más eficiente en el cambiante mundo actual, sino también para que pueda alcanzar sus objetivos con más eficacia. Las Naciones Unidas deben volverse más innovadoras y creativas y aprender a trabajar de una forma más eficaz con el sector privado, los agentes de la sociedad civil y los jóvenes. Japón desempeñó un papel clave en pasados esfuerzos reformistas de la ONU, y esperamos que pueda volver a liderarnos y apoyarnos en el actual proceso de reformas.Las Naciones Unidas no son de ninguna manera perfectas, pero es evidente que los retos globales requieren un compromiso global y un esfuerzo colectivo. En las Naciones Unidas estamos seguros de que podremos lograr un mundo mejor, más próspero y más seguro para todos si colaboramos mano a mano con Estados miembros como Japón.

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