Somos Tomodachi Otoño de 2017
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32Al principio, no sabía que me interesaba Japón. Llevaba viendo anime desde pequeña, pero hasta la escuela secundaria no se me pasó por la cabeza que era japonés. En ese momento, ya había pasado de ver anime a jugar a videojuegos japoneses. Me gustaba intentar memorizar los temas musicales de los juegos, aunque no entendía las palabras.Quizá fue ese gusto por el anime japonés lo que me llevó a estudiar japonés en la universidad. Tengo que decir que me enamoré de mis clases de japonés desde el primer día. Pero, sinceramente, no aprendí mucho del idioma en mis dos primeros años. Cuando vine a estudiar a Tokio en mi tercer año fue cuando progresé significativamente. En la escuela de idiomas nos machacaban tanto con la gramática, el kanji y la escritura que no podía evitar quedarme dormida encima de los deberes. En Tokio, además del idioma, aprendí la ceremonia del té con profesores muy estrictos. Si cometía un fallo, me hacían empezar desde el principio otra vez. Las piernas me dolían cuando me levantaba después de estar en la posición seiza tanto tiempo. Siempre era la última en salir de clase y eso hizo que tuviera una relación más cercana con los profesores. En la ceremonia del té final, me regalaron un yukata, un kimono de verano. Para mí, fue un símbolo tanto de nuestra estrecha relación como del duro trabajo realizado.También tomé clases de koto en Tokio. Había tocado el contrabajo y la guitarra durante muchos años, así que mis dedos ya estaban encallecidos y eso me permitía presionar con fuerza las cuerdas horizontales del koto con mayor facilidad. La notación musical exclusiva del koto me llevó Campbell haciendo equilibrios con kantō, largos palos de bambú con linternas que se utilizan en el Kantō Matsuri, un conocido festival de Akita.En una competición de sumo organizada por el programa JET en Akita.En el Museo de Tokyo Metro de la ciudad de Edogawa, Tokio. (Campbell estudió en Tokio durante un año).Serie: El programa JETDel anime a AkitaJennifer CampbellNació en Wisconsin, Estados Unidos. Lleva trabajando como CIR en la prefectura de Akita desde 2015. Le gusta hacer capoeira, un arte marcial de Brasil, en su tiempo libre. Le encanta visitar las preciosas playas de Akita, sus fuentes termales y sus montañas.a interesarme por el sistema de escritura katakana, que ahora se utiliza principalmente para las palabras de préstamo extranjero. Hice una encuesta a diferentes generaciones de japoneses acerca de cómo utilizaban el katakana, investigación que se convirtió en la base de mi proyecto de graduación sobre la evolución del uso del katakana.El día después de mi graduación, el programa JET me aceptó como coordinadora de relaciones internacionales (CIR, por sus siglas en inglés) y volé a Akita. A medida que estaba aterrizando mi vuelo, todo se veía tan verde que parecía que no me había ido de Wisconsin. Mi estado natal tiene mucha naturaleza, agricultura y cerveza, y Akita tiene mucha naturaleza, agricultura y sake. Al igual que mi ciudad natal en Wisconsin, Akita tiene un aire de ciudad de campo. Todos se conocen y se saludan por la calle. Akita es conocida por sus bellas mujeres, pero lo que más me impresiona a mí es el hermoso corazón de su

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