Somos Tomodachi Verano de 2017
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6Se puede decir que Japón es el gran maestro mundial del desarrollo económico moderno. En la segunda mitad del siglo XIX, Japón se defendió del dominio colonial adoptando una economía moderna basada en el mercado, construida sobre una tecnología avanzada y un crecimiento impulsado por las exportaciones. La justamente reconocida Restauración Meiji de 1868 proporcionó un plan para el desarrollo económico que innumerables países podían seguir. Es una tradición que Japón mantiene hasta nuestros días, como líder mundial en tecnología sostenible y como socio de países de todo el mundo con el objetivo de poner fin a la pobreza, lograr altos niveles de bienestar y garantizar la seguridad de los seres humanos. A finales del siglo XIX Japón se convirtió en la primera economía industrial de Asia gracias a la unidad nacional, a un liderazgo visionario y al trabajo duro. Cuando las potencias europeas amenazaron la soberanía de Japón a mediados del siglo XIX, los líderes con visión de futuro instituyeron una admirable política de modernización que comenzó en 1868. Japón adoptó ilustremente las “mejores prácticas” del extranjero a través de una destacable misión de estudio mundial y también protegió su singular y respetable cultura. De este modo, la reforma económica y la recuperación de Japón se basaron en los valores nacionales y en las mejores prácticas internacionales.Las lecciones de la temprana industrialización de Japón se repitieron en la segunda mitad del siglo XX, cuando Japón se reconstruyó de la guerra a través de una oleada de avances realizados en la nueva microelectrónica y en tecnologías avanzadas de maquinaria. Japón se convirtió en un líder mundial en la exportación de automóviles, en la electrónica de consumo, en los productos para el cuidado de la salud y en otros bienes y servicios. Bien conocido es el hecho de que durante los años 60 Japón logró duplicar su economía, estableciendo un estándar que muchos vecinos de Asia emularían en las décadas siguientes, usando sus propias estrategias de desarrollo, que fueron profundamente influenciadas por el éxito y los métodos de Japón.Japón no solo sirvió como ejemplo, sino que también proporcionó tecnologías clave y modernas infraestructuras que permitieron a los vecinos del Noreste y del Sudeste Asiático iniciar sus propios procesos de rápido crecimiento convergente. Por ejemplo, durante los años setenta y ochenta, la asistencia de Japón al desarrollo del Sudeste Asiático ayudó a Malasia, Indonesia, Tailandia y a otros países a modernizar sus infraestructuras y atraer inversiones extranjeras a la manufactura global. Estos países comenzaron así sus propios procesos de rápido crecimiento económico.Cuando el mundo adoptó los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), Japón añadió una importante dimensión a través del concepto de la seguridad humana. La seguridad nacional no es suficiente. La libertad para vivir sin miseria debe combinarse con la libertad de vivir sin temor. Japón estableció el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para la Seguridad Humana para promover un enfoque amplio sobre la seguridad humana que integrase el desarrollo económico, la protección del medio ambiente, el empoderamiento de los seres humanos a través de la educación y la igualdad de género.El Fondo Fiduciario se convirtió en un baluarte para alcanzar los ODM y un importante precursor en la adopción posterior de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que siguen el concepto de seguridad humana al combinar desarrollo económico, inclusión social y sostenibilidad ambiental. Japón también contribuyó al desarrollo a través de su innovador proceso de la Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África (TICAD, por sus siglas en inglés), que vincula Japón y África en una estrecha y dinámica asociación a largo plazo para el desarrollo y el bienestar mutuo.Lo que más aprendemos del propio desarrollo y asociación de Japón con otros países es la importancia de un amplio enfoque para lograr un desarrollo sostenible. Los fundamentos económicos son suficientemente claros: la competitividad de las exportaciones, la excelencia tecnológica y una economía abierta. Pero estos pilares económicos no son suficientes. Deben combinarse con altos niveles de inversión pública en capital humano, especialmente garantizando la salud y la educación para todos, y además con la protección del medio ambiente natural. Japón es un líder mundial en eficiencia energética y en diseño urbano que combina la eficiencia económica con valores culturales, estéticos y ambientales de la vida urbana. No es casualidad que Japón tenga la El profesor Jeffrey D. Sachs:Liderazgo e inspiración de Japón en el desarrollo sostenibleEste artículo fue aportado en inglés: http://www.japan.go.jp/tomodachi/2017/summer2017/professor_jeffrey_D_Sachs.htmlArtículo invitado

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