Somos Tomodachi Verano de 2017
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32“Mi cerebro está hecho para tejer. Si veo algo interesante, inmediatamente pienso en cómo puedo tejerlo”. Bernd Kestler —artista tejedor, diseñador e instructor— teje de todo, desde calcetines y bufandas corrientes hasta haori (chaquetas de kimono) y pantallas para lámparas, no tan típicos.Criado en una pequeña ciudad de Alemania, a Kestler le encantaba jugar al aire libre. También disfrutaba de los hermosos artículos de punto que su hermana mayor hacía para él. Cuando tenía 12 años, sucedió algo que cambió su vida: “Mi hermana comenzó a tejer más para su novio y menos para mí. Así que aprendí por mí mismo a hacer punto y lo he seguido haciendo durante más de 40 años”.Mientras estaba en la universidad, Kestler trabajaba a tiempo parcial para una empresa que desarrollaba y organizaba seminarios de negocios. “Organicé clases sobre la filosofía de gestión japonesa, así que tuve que estudiar sobre negocios, tradiciones y cultura moderna, como la animación y los videojuegos, del país. ¡Japón me fascinó!”, explica. Después de graduarse, obtuvo su primer trabajo en Tokio con una compañía de diseño de interiores. Aunque disfrutaba de su trabajo, sentía que le faltaba algo. Cuando conocía a personas que hacían lo que les gustaba para ganarse la vida, Kestler se preguntaba: “¿Por qué yo no hago lo mismo?”. Finalmente, en 2010, decidió comenzar su primera clase de punto.Tejiendo para unir el mundoSerie: Amigos de Japón“Pienso en tejer todo el día, incluso en mis sueños. No necesito vacaciones, porque no necesito escaparme de nada.”En la clase de Kestler, los estudiantes crean lo que quieren mientras disfrutan conversando en japonés, alemán e inglés.Las obras de Kestler varían desde prendas de punto hasta accesorios para interiores como un reloj de pared.Los calcetines sin talón son una de las obras maestras de Kestler. Se adaptan a todos los tamaños y son fáciles de hacer, incluso para los principiantes.

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