Somos Tomodachi Verano de 2017
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17Además, se promueven reformas con períodos de transición adecuados, de modo que las industrias afectadas por el comercio liberalizado puedan adaptarse a los cambios. Asimismo, no escatimo esfuerzos para crear un ambiente en donde las pymes y la industria alimentaria de Japón puedan expandir sus negocios en el mercado exterior.Dando importancia a la inversión en recursos humanos y al empoderamiento de la mujer, continuaré haciendo realidad “una sociedad en la que todos los ciudadanos se involucren dinámicamente”, es decir, una sociedad inclusiva a la japonesa, el núcleo de mi política.2) Asegurar no solo el comercio libre sino también un comercio justo, y mejorar las reglas desde esa perspectiva.Desde principios de este siglo, muchos países emergentes y en vías de desarrollo se han unido a la Organización Mundial del Comercio (OMC). El mundo les dio la bienvenida con la esperanza de que “esto ayudará a difundir reglas comunes en todo el mundo y que el comercio se llevará a cabo de manera libre y justa”. Con el tiempo, descubrimos, sin embargo, que algunos países aplican las reglas inadecuadamente. Por ejemplo, obligan a las transferencias de tecnología a los estados receptores, no disciplinan las empresas estatales, o elaboran reglas, pero no las cumplen. El comercio del acero es un buen ejemplo. Sin garantizar la equidad, la confianza en el libre comercio se verá erosionada y su apoyo se verá menguado.Garantizar la equidad en los impuestos y las finanzas, y combatir los flujos de fondos ilícitos, es algo esencial para ganar la confianza de la gente en los marcos internacionales, y el G7 debe tomar la iniciativa en esto.Cuando nos preguntamos “¿qué es justo?” deberíamos pensar en el comercio en el contexto de una situación en la que todo el mundo gane, no como un juego de suma cero en donde “si un lado gana, el otro lado pierde”.Haciendo frente a diversos temas dificultosos, como puede ser el calentamiento global y el inminente envejecimiento de la población, la clave para encontrar soluciones a estos retos globales reside en el intercambio transfronterizo de los ricos conocimientos y experiencias de las personas. Los Gobiernos deben seguir reduciendo las barreras que frenan las actividades de las personas. Al mismo tiempo, deben mejorar y reforzar las normas que protegen debidamente los resultados de la innovación, incluso mediante la protección de los derechos de propiedad intelectual.El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) puede abordar estas preocupaciones. Es por eso que creo firmemente que la región de Asia-Pacífico, que es el centro de crecimiento del mundo, necesita el TPP. Además del TPP, Japón está construyendo una red global de reglas a través del diálogo económico con los Estados Unidos, la negociación del Acuerdo de Asociación Económica entre Japón y la Unión Europea (AAE), y la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés).3) Contribuir al desarrollo inclusivo alrededor del mundo entero.La contribución de Japón a la construcción de las naciones en los países asiáticos comenzó hace más de medio siglo, y ahora en este siglo, Japón ha intensificado su apoyo al desarrollo de África con el esfuerzo conjunto del sector público y privado. El verano pasado celebramos la Sexta Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África (TICAD VI, por sus siglas en inglés), la primera edición de la TICAD que tuvo lugar en el continente africano. Cerca de 200 compañías japonesas me acompañaron. El pilar proporcionado por la cooperación de Japón es fomentar los recursos humanos y la industria en África. Junto con la industria, optimizaremos aún más nuestra cooperación en agricultura, así como la capacidad de producción de alimentos.Aprovechando las proezas tecnológicas de Japón y los sofisticados métodos de acabado, también contribuiremos al desarrollo de infraestructuras de calidad en Asia y en otros sitios, incluyendo los países desarrollados. Nuestra cooperación financiera de 200.000 millones de dólares (22,4 billones de yenes) estará a máxima potencia para finales de este año.Muchas personas en Asia y África adquirirán nuevas capacidades profesionales, mejorarán sus infraestructuras locales, profundizarán en su conectividad y fortalecerán su autosuficiencia. Ningún otro país, aparte de Japón, creo, puede hacer esta contribución.La economía global está empezando a mostrar señales de un cambio positivo. Sin embargo, en muchos países, regiones y en el mundo en general continúa habiendo problemas pendientes, mientras que afrontamos nuevos desafíos como puede ser el calentamiento global y el inminente envejecimiento de nuestras poblaciones. Esto se ve agravado por Corea del Norte y el ISIS, que explícitamente desafían la seguridad y la prosperidad globales.Sin paz y seguridad, no hay crecimiento ni prosperidad. Los líderes del G7, que compartimos valores fundamentales, debemos unirnos y liderar el mundo para afrontar estos difíciles problemas. Acogiendo nuevos amigos y nuevas ideas, nosotros, el G7, debemos mostrar, más que nunca, solidaridad.

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