Somos Tomodachi Primavera / Verano de 2017
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10La Base Sho¯wa, construida en 1957 durante el Año Internacional de la Geofísica como base de investigación para las actividades japonesas de observación de la Antártida, celebra su 60 aniversario en 2017. Japón fue uno de los 12 firmantes originales del Tratado de la Antártida, que prescribe el uso de la región para fines pacíficos, y lidera la investigación polar mundial. “La construcción de la Base Sho¯wa se llevó a cabo con el entregado apoyo de científicos que querían hacer avanzar las fronteras de la geociencia y del público, que lo consideraba un símbolo de la recuperación de Japón tras la Segunda Guerra Mundial”, recuerda el doctor Kazuyuki Shiraishi, director general del Instituto Nacional de Investigación Polar. “El proyecto arrancó con pocos datos más que unas cuantas fotos aéreas. Es más, So¯ya, el primer rompehielos japonés para las expediciones antárticas, tenía menos potencia que los buques de otros países, y el lugar donde se planeaba construir las instalaciones no resultaba fácilmente accesible. Las primeras expediciones tuvieron que afrontar una dificultad tras otra”.“Los investigadores japoneses siguieron recopilando datos pacientemente en el extremo entorno polar”. Uno de los mayores logros de Japón en la investigación antártica es el descubrimiento del agujero de la capa de ozono. “Japón empezó a observar la capa de ozono en 1961”, comenta el doctor Shiraishi. Veintiún años después, en 1982, los miembros del equipo de expedición de la Base Sho¯wa descubrieron que el volumen total de ozono sobre la Antártida de septiembre a octubre de aquel año era anormalmente bajo en comparación con el de 1981 y años anteriores. Sus hallazgos, que apuntaban a la existencia de un agujero en la capa de ozono, se presentaron por primera vez en un simposio que se celebró en Japón en 1983. “La presentación atrajo la atención del mundo entero porque investigaciones posteriores revelaron la relación entre los clorofluorocarbonos y la destrucción de la capa de ozono”, explica el doctor Shiraishi. “No cabe duda de que el descubrimiento de Japón ayudó a acelerar las iniciativas internacionales para proteger la capa de ozono, incluido el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono”, que entró en vigor en 1989. La investigación de la Antártida ha aportado numerosas pistas valiosas para comprender el medioambiente de la superficie y la atmósfera de la Tierra. En 1969 se hallaron nueve meteoritos por las zonas montañosas del interior de continente, y desde entonces se han recogido 17.000 partes de meteoritos. La textura mineral y la composición química de algunos de ellos sugieren que proceden de Marte o de la Luna. Los especímenes se han prestado a investigadores de todo el mundo y han contribuido notablemente a avanzar en la ciencia planetaria. En los últimos años también se ha progresado en la investigación sobre la gruesa capa de hielo que cubre el continente de la Antártida. Según el doctor Shiraishi: “Mediante análisis detallados del hielo que extrajimos de la capa a una profundidad de 3.000 metros, junto con los gases y la ceniza volcánica que contiene, hemos confirmado detalles de la periodicidad de los cambios climáticos de hasta 720.000 años atrás. Y, analizando los cambios del medioambiente de la Tierra en el pasado, esperamos poder realizar predicciones precisas para el futuro”. El Tratado de la Antártida es un símbolo de la paz internacional, y su importancia sigue en aumento. “La Antártida no pertenece a ningún país y no tiene fronteras gracias al Tratado de la Antártida, lo que la convierte en un territorio ideal para la cooperación internacional”, afirma Shiraishi. “Coordinándonos con las bases de observación de otros países, seguiremos trabajando para dilucidar los mecanismos del cambio climático y del calentamiento global”.La observación de la Antártida: predicción de los cambios medioambientales globalesEnfoque: Japón pasa a la acción para preservar nuestra TierraLa Base Shōwa está ubicada en la isla Ongul Oriental de la bahía de Lützow-Holm, a cuatro kilómetros del borde del hielo antártico. Los equipos de verano e invierno de la Expedición Japonesa para la Investigación de la Antártida basados allí realizan investigaciones y observaciones todo el año. Inicialmente la base solo constaba de cuatro edificios, pero hoy en día las instalaciones se han ampliado hasta sumar unas setenta estructuras de varios tamaños, con una superficie total de más de 7.000 metros cuadrados.

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