Somos Tomodachi Primavera de 2017
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20Muchos de los relatos que se publican últimamente en los medios de comunicación sobre las islas Senkaku parecen estar basados en ideas equivocadas. Examinaremos aquí algunos de los errores más generalizados.Primer error: “Japón ‘arrebató’ a China las Senkaku”En los relatos sobre las islas Senkaku se deja caer a menudo que Japón “arrebató” estas islas a China a resultas de la Guerra Sino-Japonesa. ¿Es esto cierto? Pescadores y mercaderes japoneses llevaban ya algunos años desarrollando sus actividades en las Senkaku y alrededor de ellas cuando, en 1893, algunos de ellos llegaron a la deriva a las costas de China (gobernada entonces por la dinastía Qing) y fueron interrogados por las autoridades locales. Pese a este incremento en las actividades de ciudadanos japoneses en las islas Senkaku, no hay ningún tipo de registro en el que China reivindicara su soberanía sobre ellas en aquella época, incluyendo el caso arriba señalado. En este estado de cosas, Japón incorporó las islas a la prefectura de Okinawa mediante una decisión de su Consejo de Ministros de enero de 1895. En ningún sentido se las arrebató Japón a nadie, y mucho menos se las “robó” a China. A la luz de estos hechos, es perfectamente natural que las islas ni siquiera salieran a colación durante las negociaciones para el tratado de paz de abril de 1895, al final de la Guerra Sino-Japonesa de 1894-1895. En primer lugar, un informe sobre Japón enviado al Gobierno Qing por uno de sus expertos en 1889, titulado You li Riben tu jing (Mapas, cifras y descripciones de Japón basados en un trabajo de campo), consigna específicamente las Senkaku como territorio japonés. El prefacio del informe está escrito nada menos que por el primer ministro chino, Li Hongzhang, un poderoso estadista que poco después representaría a su país en las conversaciones de paz de abril de 1895. Es, pues, de todo punto inconcebible que el Gobierno Qing considerase que las Senkaku le habían sido “arrebatadas”.Segundo error: “Japón está subvirtiendo el orden emanado de la Segunda Guerra Mundial”Los relatos sobre las islas Senkaku contienen a menudo la afirmación de que Japón se propone subvertir el orden internacional establecido tras la Segunda Guerra Mundial. También esto es un error. Es suficiente con examinar la forma en que el Tratado de Paz de San Francisco, que es la verdadera base del “orden de la posguerra” en Asia Oriental, estableció cuál era el territorio de Japón. Bajo este tratado, Japón renuncia a parte de los territorios que tenía antes de la guerra, entre ellos Taiwán y la península de Corea. Las áreas a las que no renunció quedaron, por tanto, definidas como territorio japonés bajo este tratado. Las Senkaku entraban en la segunda categoría. El tratado estableció también que Okinawa, parte del territorio que continuaba siendo japonés con este tratado, sería administrada por Estados Unidos, y el ámbito geográfico de Okinawa, definido en coordenadas de longitud y latitud, contenía explícitamente las Senkaku. Es por tanto perfectamente natural que, cuando Estados Unidos devolvió Okinawa a Japón en 1972, las Senkaku estuvieran incluidas en la devolución. Asimismo, tampoco resulta sorprendente que dos de las islas Senkaku continúen siendo consideradas campos de tiro y bombardeo para las fuerzas norteamericanas en Japón por los Gobiernos de Japón y de Estados Unidos. Fue en 1971 cuando China comenzó a poner en peligro el “orden de la posguerra” con sus pretensiones de soberanía sobre las Senkaku, después de que se señalase la posibilidad de que existieran yacimientos de petróleo en el área. Japón, entretanto, ha respetado la Carta de las Naciones Unidas y apoyado el “orden de la posguerra” como nación amante de la paz que nunca ha disparado un solo tiro contra otro país durante todo el periodo posterior a la guerra, y como democracia que incorpora valores universales como el imperio de la ley y el respeto a los derechos humanos. Se afirma a menudo que las islas Senkaku fueron “devueltas” a China mediante la Declaración de El Cairo de 1943, pero este es otro error. No hará falta decir que, por definición, simples documentos políticos como la Declaración de El Cairo no pueden determinar el territorio de los países. Esto solo puede realizarse mediante instrumentos legales basados en acuerdos internacionales, como el Tratado de Paz de San Francisco. Para empezar, la Declaración de El Cairo, naturalmente, no contiene ninguna frase que indique que las Senkaku, que no fueron “arrancadas” de China, tengan que ser de ningún modo “devueltas” a ella. Si las islas fueron “devueltas” por medio de esta declaración, ¿por qué ningún país reivindicó su soberanía sobre ellas entre 1945 y 1971? La ausencia de tales reivindicaciones demuestra claramente que las Senkaku son un territorio japonés y que el “orden de la posguerra” las reconoció como tales. Las islas Senkaku: Tres errores muy generalizados

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