Samos Tomodachi Otono de 2016
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31Cooperando con Japón para un uso de recursos sostenible en Malaui“Malaui tiene que implementar un uso sostenible de sus recursos naturales, que junto con el medioambiente se ven afectados por el aumento de la población y otros problemas”, explica Goodfriday Yamungo Chikwezga, estudiante de maestría en la Escuela de Posgrado de Ciencias Medioambientales de la Universidad de Tsukuba. Chikwezga vino a Japón en octubre de 2015 con el programa Iniciativa Africana de Educación Empresarial para Jóvenes (Iniciativa ABE), patrocinado por el Gobierno de Japón. Gracias a esta iniciativa Chikwezga, que en Malaui es formador de personal docente en la Escuela Domasi de Educación de la ciudad sureña de Zomba, obtendrá un grado avanzado en ciencias medioambientales mientras amplía sus destrezas empresariales y de marketing realizando prácticas en empresas japonesas y asistiendo a seminarios de negocios.Chikwezga se apuntó al programa con el deseo de “ayudar a Malaui a lograr una mayor sostenibilidad”. Malaui recibe ayuda al desarrollo de varias fuentes internacionales, incluida la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), pero Chikwezga comprende que el país necesita ser capaz de atajar sus propios problemas de sostenibilidad. Quiere aplicar los conocimientos y la experiencia que está obteniendo en Japón en el Programa de Ciencias y Matemáticas de Educación Secundaria de Malaui, para permitir que su país explote mejor los recursos humanos locales.La sostenibilidad es vital para mejorar el estilo de vida de los malauíes, muchos de los cuales dependen en gran manera de la agricultura y la pesca. Chikwezga puede desempeñar un papel clave en los esfuerzos del Gobierno para encontrar nuevas técnicas que ayuden a los que dependen de los recursos de la tierra y del agua a obtener mayores beneficios, a la vez que se garantiza un uso más sostenible de esos bienes.Como parte de sus estudios Chikwezga trabaja con investigadores japoneses en Tsukuba en la monitorización del fitoplancton de los ecosistemas de agua dulce. Los enfoques que emplean darán lugar a una nueva herramienta para evaluar el ecosistema del lago Malaui de forma más exhaustiva que las mediciones estándares. “Los métodos que estoy aprendiendo nos permitirán monitorizar directamente el impacto de los factores externos y establecer directrices claras sobre cuándo hay que introducir medidas paliativas”, explica.Chikwezga también estudia la metodología agrícola nipona para mejorar la irrigación, la producción y el procesamiento. En septiembre viajará a la prefectura de Okinawa para estudiar técnicas agrarias y de procesamiento agrícola. También ha realizado prácticas en una empresa que fabrica cinta de control de plagas. Admite que al principio desconocía muchos de los métodos y dispositivos que suelen usar los laboratorios y las empresas de Japón. Sin embargo, también apunta que sus compañeros japoneses le han brindado ayuda en todo momento. “Si tuviera que describir Japón y su gente en una sola palabra, elegiría amabilidad”, declara con una sonrisa.Además de su formación técnica y empresarial, Chikwezga se esfuerza para construir una red dinámica de colaboración entre Malaui y Japón. “En un futuro ejerceré de puente entre los colaboradores académicos y empresariales que estoy reuniendo en Japón y los minifundistas, las empresas y los institutos de investigación de Malaui”.

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