Samos Tomodachi Otono de 2016
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27En su infancia, Mansour Diagne disfrutó mucho viendo anime y leyendo manga. Japón siempre fue el país de sus sueños, al que deseaba viajar alguna vez. Y sus sueños se hicieron realidad cuando tuvo la oportunidad de visitar a su tío, que había obtenido un puesto en la Embajada de Senegal en Tokio. Diagne domina el francés, el árabe y el inglés, ha enseñado en escuelas de idiomas y aparecido en la televisión japonesa, donde es ya un rostro famoso. A través de todas estas actividades, se ha enamorado cada vez más del país y de su gente. “Los japoneses respetan al prójimo y muestran consideración por sus sentimientos”, explica Diagne. “Yo creo que es el pueblo más maduro del mundo. Yo trato de seguir su ejemplo y otros extranjeros suelen llamarme ‘samurái negro’”, añade, jocoso.Trabajar como intérprete en una muestra de generación de energía solar celebrada en Japón en 2013 le abrió a Diagne las puertas de una filial de Koyo Corporation, una empresa del ramo con presencia también en otros campos de las energías renovables. La empresa tenía ya el deseo de hacer una contribución al mundo a través de sus negocios y vio la incorporación de Diagne como una oportunidad para enfocar su actividad hacia África. De esta forma, puso en marcha un proyecto para mejorar las infraestructuras eléctricas de forma que fuera posible llevar la luz a todos los rincones de África, cuyos países continúan teniendo de promedio una tasa de electrificación de apenas el 30 %. Diagne participa ahora activamente en el proyecto. “Como africano, me parece una idea estupenda usar el gas natural en varias áreas de África para producción y consumo local, y suministrar electricidad a todo el continente. Este plan partió de nuestro presidente y consejero delegado, Norio Shōji, y yo estuve totalmente de acuerdo con él”, comenta Diagne, que está aprovechando al máximo todos sus contactos y desempeña la importante función de ser un guía que conoce bien los ambientes locales, así como la de promotor, para llevar el proyecto a buen puerto.Echando una mirada a lo que ha sido su vida en Japón, Diagne reconoce con gesto afectuoso que ha tenido que trabajar duro en todo lo que ha hecho. “Pero mientras aguante, sé que aquí podré ganarme la vida. Y nunca he encontrado ninguna discriminación racial”, añade. Espera que Japón y África disfruten en el futuro de relaciones más estrechas y deposita grandes esperanzas en la Iniciativa Africana de Educación Empresarial para Jóvenes (Iniciativa ABE) del Gobierno de Japón, que brindará a los jóvenes africanos la oportunidad de hacer un posgrado en universidades de Japón y prácticas en empresas japonesas. Koyo Corporation ha aceptado a cinco internos de Burundi, Mauritania, Mozambique, Nigeria y Tanzania para el verano de 2016. Diagne sostiene que en Japón “hay muchas cosas de las que los africanos pueden aprender. No hablo solo de los avances tecnológicos que tiene el país, sino de cosas como la habilidad en la gestión o la costumbre que tiene la gente de ser siempre puntual. Si los africanos adquirieran estas cualidades, entonces los países de África serían más fuertes y conseguirían un mayor crecimiento”. Mientras sueña con ese día en que los países de África puedan alcanzar un mayor desarrollo, Diagne está decidido a no escatimar esfuerzos en su papel de guía para hacer que ese sueño se haga realidad.La African Business Education Initiative for Youth (Iniciativa ABE), propuesta por el primer ministro Shinzo¯ Abe en la TICAD V (2013), ofrece a 1.000 jóvenes africanos de ambos sexos la oportunidad de obtener una maestría y hacer un internado en el país. Hasta el momento han llegado a Japón con el programa 473 jóvenes de 33 países. La iniciativa ABELlevando luces a ÁfricaParticipantes en el programa de Maestría e Internado de la Iniciativa ABE posan durante una recepción en 2014. (Fotografía: Shinichi Kuno/JICA)

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