Samos Tomodachi Otono de 2016
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18Hoy, en esta apertura de la Ceremonia Conmemorativa de la Paz de Hiroshima en el 71.er aniversario del bombardeo atómico, expreso respetuosamente mis sinceras condolencias a las almas de las numerosas víctimas de la bomba atómica. Extiendo también toda mi solidaridad a quienes todavía sufren las secuelas del bombardeo atómico.En una soleada mañana de hace 71 años, una sola bomba atómica se bastó para privar de su preciosa vida a un número de personas que, se dice, supera ampliamente las 100.000, y reducir Hiroshima a cenizas en un instante. En la devastación causada, también aquellos que a duras penas escaparon de la muerte hubieron de experimentar sufrimientos indescriptibles.Aun así, gracias a los incansables esfuerzos de su ciudadanía, Hiroshima ha logrado una reconstrucción que la ha transformado y, de forma admirable, convertido en una referencia internacional como Ciudad de la Paz y la Cultura.Este mes de mayo, el presidente de Estados Unidos Barack Obama visitó Hiroshima, siendo el primero en su cargo en hacerlo. El presidente del único país que ha utilizado las armas nucleares vio con sus propios ojos la realidad de las bombas atómicas y, en presencia de los supervivientes del bombardeo, hizo un llamamiento a conseguir un mundo libre de armas nucleares y urgió a los países que disponen de ellas a tener el coraje de aspirar a tal meta. Estoy convencido de que esto, junto a la declaración de Hiroshima de los ministros de Exteriores del G7, ha transmitido una gran esperanza a la gente de Hiroshima y de Nagasaki, así como a la de todo Japón y a la de todo el mundo, que nunca ha perdido la esperanza en “un mundo libre de armas nucleares”.Discurso durante la Ceremonia Conmemorativa de la Paz de Hiroshima, el 6 de agosto de 2016

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