Somos Tomodachi Otoño de 2015
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26El río Sumida, de solo 23,5 kilómetros de longitud, fluye a través de una zona densamente poblada del centro de Tokio. Con unos tres millones de habitantes a lo largo de su cuenca, constituye uno de los ríos más célebres de la capital nipona. Hasta mediados del siglo xx, el Sumida era el hábitat de peces y otras formas de vida acuáticas, y la gente se reunía en sus orillas para disfrutar ratos de ocio. Sin embargo, como consecuencia del desarrollo urbano que tuvo lugar en las décadas de crecimiento acelerado de los cincuenta y los sesenta, el río se contaminó y perdió su atractivo.El Gobierno Metropolitano de Tokio (GMT) ha aplicado una serie de medidas para devolver la vida al Sumida. Para mejorar la calidad del agua, lo que hicieron primero las autoridades metropolitanas fue reforzar los controles de las aguas residuales de las fábricas y los hogares, una de las causas principales de la contaminación del río. En aquella época el GMT estaba ejecutando un paquete global de medidas para acabar con la contaminación resultante de la urbanización, y adoptó una ordenanza que imponía estándares más estrictos que los establecidos por la legislación nacional. El GMT impartió asesoramiento administrativo mediante inspecciones de las fábricas, y colaboró con los ejecutivos empresariales para mejorar la calidad de las aguas residuales de las fábricas mediante iniciativas como las sesiones formativas dirigidas a empresas.Además, la selección de Tokio en 1959 como sede de las Olimpiadas de 1964 catapultó la proporción de hogares conectados al sistema de alcantarillado. La ampliación del sistema de alcantarillado se vio acompañada de la introducción de métodos de tratamiento avanzados y otras acciones para mejorar la calidad del agua emitida por las plantas de procesamiento de aguas residuales. Estos esfuerzos permitieron un avance notable en la gestión de las aguas residuales domésticas de Tokio.Junto con la adopción de medidas para eliminar las fuentes contaminantes, el GMT se movilizó para purificar las aguas contaminadas del río Sumida. Dichas aguas se diluyeron conectando el Sumida a los ríos Tone y Arakawa mediante canales artificiales que permitieron la afluencia de aguas más limpias. La construcción de estos canales se llevó a cabo basándose en el conocimiento tecnológico sobre el control hídrico que Japón había acumulado durante siglos.Las autoridades metropolitanas también llevaron a cabo actividades de dragado para eliminar la tierra, la arena y el lodo del fondo fluvial. Las operaciones de dragado empezaron en 1958 y continúan hoy en día, pero durante la primera década se desarrollaron tres proyectos de dragado de gran envergadura que demostraron la firme determinación del GMT de resucitar el río. Gracias a los numerosos esfuerzos dedicados, la calidad del agua mejoró en gran medida, y en 1978 ya se apreciaban señales de que el río estaba recuperando sus formas de vida acuática.Ahora que sus aguas están más limpias, la gente vuelve a reunirse a orillas del río Sumida. También se vuelven a celebrar actos estacionales populares que se habían cancelado cuando el río estaba gravemente contaminado, como la exhibición de fuegos artificiales de verano y la regata So-Kei anual entre las universidades de Waseda y Keio. También se ha progresado en la construcción de zonas donde la gente puede disfrutar de la cercanía del río, como el paseo fluvial de Sumida Terrace y las cafeterías de Sumida Park Open Café, parte del proyecto Renacimiento del Río Sumida del GMT destinado a dinamizar la zona.Antiguamente un “río de la muerte” sin esperanza, el Sumida vuelve a ser un río apreciado y rebosante de vida. El medio siglo de trabajo invertido en reanimarlo ha constituido un ejemplo pionero de recuperación fluvial en Asia. ¿Qué les parece venir a comprobarlo por sí mismos?Tokio resucita un río famosoEl renacimiento del río Sumida

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