Somos Tomodachi Primavera de 2015
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El encuentro de la tradición con la modernidad: la forma en la que los japoneses viven y trabajanMi primer contacto con la manera japonesa de hacer negocios fue en 1995 en Silicon Valley, California. Aquel año me pidieron que ayudara a establecer la sucursal americana de una de las más conocidas compañías japonesas de electrónica. Aunque mi conocimiento de la cultura japonesa era limitado, estaba decidido a hacerlo lo mejor posible: después de todo, tenía conocimientos científicos y experiencia trabajando en la industria de la tecnología. Mi principal motivación, no obstante, era sumergirme en un nuevo reto y conocer una nueva forma de pensar y de hacer las cosas. Una parte agradable de trabajar para una multinacional japonesa es la forma en la que disfrutan haciendo feliz al cliente. Esto no es solo un mantra de la empresa, sino una parte importante de hacer negocios. Y aunque la rapidez es importante, los japoneses valoran una forma concreta de trabajar. El trabajo en equipo está también altamente considerado, al tiempo que se permite a cada persona sentir que puede hacer una contribución valiosa. Los japoneses también dan prioridad al desarrollo personal a través de la creación de productos. Cuando pienso en ello, de todos los principios japoneses para los negocios que he conocido, respeto fundamentalmente los siguientes: la contribución a la sociedad, la imparcialidad y la honestidad, la cooperación y el espíritu de equipo, los infatigables esfuerzos para mejorar, la cortesía y la humildad, la adaptabilidad y la gratitud. Estos son los valores centrales de Konosuke Matsushita, el industrialista japonés que en 1918 fundó la compañía a la que yo posteriormente ayudaría a establecerse en los Estados Unidos —Panasonic—, y creo sinceramente que estos principios son también una parte fundamental de la vida japonesa.Ya que mi trabajo me permite viajar a Japón, he podido comprobar cómo estos valores se unen en la vida privada y pública de los japoneses. Durante mi primer viaje, en 1996, pude visitar varias ciudades incluidas Tokio y Osaka. Recuerdo con cariño la humildad, la simpatía y la sensibilidad con la que fui acogido. Simples gestos silenciosos, como anticiparse a las necesidades de la otra persona, son una de las razones por las que cada visita ha sido tan agradable. Siempre siento en Japón una predilección por crear relaciones personales, y por hacer negocios cara a cara. En las siguientes visitas he desarrollado un mayor entendimiento y apreciación de la cultura japonesa, incluida la comida: de las pacientes y majestuosas acciones de la ceremonia del té, a la importancia absoluta del wa (armonía). No en vano encuentro que Japón es un país de sencillas a la par que antiguas costumbres con una fuerte reverencia por la forma correcta de hacer las cosas y la coexistencia pacífica. Veinte años después de que me uniera a la empresa que construyó Matsushita, tengo que decir que mi conocimiento y respeto por los negocios y la cultura japonesa es más profundo. Esta cultura ha influido también en mi ética profesional y personal. Por eso trato de corresponder a la sociedad de la mejor forma que puedo. Como entusiasta de la educación, no solo soy voluntario en el consejo de asesoramiento de estudiantes de mi antigua universidad, sino que también tomo parte en los programas de las ciudades hermanadas entre mi tierra natal, Sunnyvale, en California, y la ciudad de Iizuka en la prefectura de Fukuoka, incluyendo los intercambios de estudiantes. Estas actividades son en gran medida posibles gracias a una larga y fructífera vida en la que he disfrutado haciendo negocios a la manera japonesa.Jim French se reúne con estudiantes universitarios antes de ofrecer una charla sobre innovación en ingeniería e iniciativa empresarial.33

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