Somos Tomodachi Primavera / Verano de 2019
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Arriba: CALICO ha fabricado su propia placa de impresión en latón y usa técnicas de impresión ajrakh para reproducir los dibujos de las telas sarasa pintadas a mano con un estilo contemporáneo.Derecha: Una hermosa bolsa de tela con bordados y apliques rabari. Las mujeres rabari hacen los apliques aprovechando restos de telas pintadas ajrakh.Fumie Kobayashi sentada junto a miembros de Qasab (Qasab-Kutch Craftswomen’ Producer Co. Ltd.), que recibieron el premio Nari Shakti Puraskar 2018 (Premio al Poder de las Mujeres), concedido por el presidente de la India a las mujeres que han aportado una contribución a la sociedad. Observa un nuevo producto con bordados hecho por las mujeres rabari y habla sobre la respuesta de los consumidores japoneses a dichos productos. Hoy la industria textil es una de las mayores de la India, con cerca de 35 millones de personas empleadas. El sector del tejido en telares manuales, parte de dicha industria, ocupa a unos 4,3 millones de artesanos tejedores en la India y representa el 95 por ciento de la producción mundial de tejidos hechos con telares manuales. Además, alrededor de cada artesano hay muchos hombres y mujeres que contribuyen con diferentes ocupaciones y oficios, como hilar, preparar urdimbres y tramas y teñir, lavar y vender las telas. “El padre de la independencia de la India, Mahatma Gandhi, dijo una vez que el khadi (el algodón hilado a mano y tejido con telares manuales) es ‘el sol del sistema solar de las aldeas’. Aún hoy, en el siglo XXI, el sector textil de la India sigue siendo fundamental, está profundamente arraigado y es inseparable de la vida de los pueblos”, afirma Fumie. Su compañía CALICO colabora con los artesanos indios para planificar, diseñar y producir telas tradicionales hiladas a mano, como el khadi y el jamdani, y bordados kantha, que luego vende en Japón y otros países del mundo. Fumie cree que es positivo construir una relación de confianza con los trabajadores locales y señala: “Siempre respetamos a los artesanos, les damos total autonomía y nunca les imponemos controles de calidad demasiado rígidos o plazos de entrega severos, como es habitual en la producción fabril al estilo japonés”. La historia de las telas indias en Japón se remonta a muchos siglos atrás. En el siglo XVII, las telas indias eran muy populares en la ciudad de Edo, la actual Tokio, e influyeron en gran medida en la cultura y el atuendo de los japoneses. Sin embargo, la mayoría de los japoneses y de los indios no son conscientes de ello. “Me gustaría trabajar con los artesanos indios para crear telas que sean pasadas a la siguiente generación como arte y cultura y hacer que los japoneses aprecien su valor”, dice Fumie. Desea inculcar el orgullo en la gente de los pueblos de la India y ayudarles a establecer industrias sostenibles basadas en sus artesanías. Tiene varias ideas para lograr su objetivo. Por ejemplo, los diseños de tela sarasa pintados a mano, que son tratados como obras de arte y reproducidos con un estilo contemporáneo usando técnicas tradicionales ajrakh de la región de Kutch, en el distrito de Gujarat. Su compañía CALICO vende también bolsas de tela decoradas con finos bordados y apliques usados originalmente para vestidos de ceremonias nupciales por los rabari, en la frontera entre la India y Pakistán. Fumie dice, además, que “quiere que en Japón se vean los aspectos culturales e históricos del algodón hilado a mano y tejido en telares manuales de la India”. Para ello, invita a artesanos indios a los grandes almacenes japoneses, colabora con museos y galerías de arte y promueve activamente las virtudes de la artesanía de la India. Esforzándose para mostrar al mundo entero el encanto de la valiosa cultura tradicional de la India, Fumie Kobayashi continúa trabajando con los artesanos locales para crear las bellas telas de la India. 25

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