Somos Tomodachi Primavera de 2019
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Cada mañana, unos 15 niños EMBAJADORES DE A PIE con sus familias llegan sonrientes a una casa en un suburbio de Nairobi. El lugar, llamado The Garden of Siloam (El Jardín de Siloam), es un centro establecido en 2015 para proporcionar educación y sanidad a niños con discapacidades. Quien sale a saludarlos es su fundadora, la pediatra Kazuko Kumon. En un ambiente divertido, los niños con Japoneses que aportan su contribución al mundodiscapacidades mentales y físicas, como parálisis cerebral y autismo, reciben clases y rehabilitación. Cuando en 2002 visitó Kenia como miembro de un proyecto de la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA, por sus siglas en inglés) destinado a la reducción de infecciones de VIH, Kazuko se dio cuenta de que los niños con discapacidades no recibían atención especializada ni educación. Esta falta de apoyo evidenciaba la falta de una mayor conciencia social sobre las personas con discapacidad en general y, al mismo tiempo, dejaba a las familias afectadas en una difícil situación. “El espíritu de ayuda no debe partir solo del sentimiento de lástima por los débiles y desfavorecidos”, dice Kazuko. Inspirada por el espíritu cristiano del amor al prójimo, está convencida de que todos nacemos con el potencial para vivir y que los niños con discapacidades solo necesitan una mano que los ayude a poner en marcha ese potencial.Ver cómo vuelve la sonrisa a los rostros de los niños y sus familias le da a Kazuko Kumon fuerza para seguir adelante con su objetivo. Con financiación de Japón, Kazuko pudo establecer el Garden. Pero cuando empezó a buscar personal, se dio cuenta de que había muy poca gente en Kenia con formación especializada en cuidar y educar niños con discapacidades. Se dispuso entonces a formar desde cero a su propio personal. “En Kenia la gente cree que, cuando se trata de rehabilitación, a más dolor más beneficio. Esta creencia generalizada era también la norma en Japón en el pasado. Pero el llanto, los gritos y la exposición al dolor y al miedo son un modo completamente inadecuado para liberar el potencial innato de estos niños”, asegura Kazuko. Cuando empleaba a terapeutas, profesores, trabajadores sociales y otros empleados para el equipo del Garden, Kazuko les pedía que no se basaran solo en las terapias clásicas, como el “masaje de parálisis cerebral”, sino que “observaran y eligieran los cuidados requeridos por los niños y sus familias”. Por no estar familiarizado 24Una pediatra japonesa ha fundado un centro de cuidado y aprendizaje que lleva sonrisas a los niños con necesidades especiales en KeniaREPÚBLICA DE KENIAJAPÓNEmpoderando a los niños con necesidades especiales

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