Ubicado en un entorno natural, el décimo séptimo de los Colegios del Mundo Unido y primero en recibir la acreditación en Japón como escuela, anima a los estudiantes a crecer.Esta biblioteca-espacio de aprendizaje fue diseñada bajo el concepto de “aprender en todas partes”. Todas las aulas rodean esta zona central. Desde las ventanas, los estudiantes pueden ver los hermosos bosques. Siguiendo la tradición japonesa, todos se quitan los zapatos antes de entrar. Lin, quien además de emprendedorasocial es una activa líder internacional,explica cómo una organización dirigidapor una mujer puede establecer unacultura en la que personas diversas,tanto hombres como mujeres, encuentrenque es fácil trabajar. “Cerca del 90 porciento del personal de la escuela y más de la mitad del profesorado son mujeres, muchas de las cuales trabajan al tiempo que crían a sus hijos.Yo misma soy madre de dos hijos.Después de que un día el personal me viera en un escenario dando unaconferencia TED estando embarazada,se convirtió en algo habitual que unaempleada trajera a su hijo al trabajo. Incluso tuvimos un profesor que impartía clase mientras daba el biberóna su bebé y empujaba el cochecito,todo a la vez”. Si aumenta el número de emprendedoras mujeres, esta cultura se difundirá a toda la sociedad. El fenómeno puede incluso contribuir a la consecución de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) que se persiguen a escala mundial. Con ese potente pensamiento en su mente, Lin ha lanzado un proyecto para apoyar a las mujeres emprendedoras. En el futuro se propone impulsar actividades dirigidas a estudiantes de secundaria. “Creo que el papel de mi generación es crear el entorno propicio para animar a las mujeres emprendedoras. Imagino una sociedaden la que ‘emprendedora’ sea el trabajomás popular entre las estudiantes de secundaria”, afirma. La sociedad puede cambiar de diferentes maneras, pero todas ellas positivas, si cada vez más mujeres se convierten en emprendedoras como ella.
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