Somos Tomodachi Invierno de 2016
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22Hay una historia común entre Japón y Brasil y es la historia de una migración, desde cuyo inicio han pasado ya más de 100 años. Desde la llegada de los primeros 800 colonos japoneses en 1908 a bordo del Kasato-maru, el volumen migratorio total se estima en 1,9 millones de pasajes. Convertidos en agricultores, políticos, educadores y profesionales de otros muchos campos, estos nikkei o personas de origen japonés se han constituido en un puente que une ambos países. Y un buen ejemplo de la aportación realizada es la comunidad agrícola Yuba, fundada por la familia homónima, que se asentó en Brasil en 1926. La comunidad, establecida en 1935, nació en el distrito de Aliança (estado de São Paulo) como una granja comunitaria guiada por el lema “Creemos en Brasil una nueva cultura que extraiga lo mejor de las características del pueblo japonés”, llamamiento realizado por el ya fallecido Isamu Yuba, su fundador. Actualmente, 56 personas de cuatro generaciones continúan haciendo allí vida comunitaria, intercalando en sus laborales agrícolas diversas actividades artísticas. Masakatsu Yazaki, un japonés que emigró allí hace cerca de 50 años, resume la filosofía de Yuba en tres palabras: oración, labor y arte, un pensamiento que sigue siendo objeto de respeto en el día a día de esta comunidad agrícola, consistente en levantarse con el sol, salir al campo a cultivar frutas y verduras, y por la noche, después de cenar, practicar ballet, cantar en coro canciones tanto japonesas como brasileñas y enseñar todo ello a la gente de las cercanías. El Ballet Yuba, responsable de que el nombre Yuba se diera a conocer en todo el país, es una compañía formada en 1962 por estos colonos agrícolas. Sus giras por Brasil, en las que bailan adaptaciones de viejas canciones japonesas, como Sakura, pero también otras piezas de ballet creativo, sobre la base técnica del clásico, tuvieron gran repercusión y en 1978 la compañía coronó su actividad con una gira triunfal por Japón. Su trayectoria de años hermanando Japón y Brasil mediante las actividades artísticas fue finalmente reconocida cuando, en 2008, la compañía se hizo acreedora a un galardón del ministro de Asuntos Exteriores de Japón y se convirtió también en el primer grupo nikkei en obtener la insignia de la Orden del Mérito Cultural del Ministerio de Cultura de Brasil. El ballet sigue impartiendo a diario sus clases, en las que cualquier persona puede participar libremente. En 2015, la comunidad agrícola Yuba cumplió sus 80 años de existencia. El “Evento Natalino”, acto navideño que se realiza con gran animación todos los años, reúne todavía a unas 400 personas, lo que representa buena parte de la población residente en la zona de Aliança. En dicho evento se dan cita ambas culturas, pues si se ejecutan bailes tradicionales japoneses como el yosakoi so¯ran, tampoco faltan piezas de ballet creativo como Rising, cuyo tema es la grandiosa naturaleza de Brasil.“Las ideas de Isamu Yuba”, recapitula Yazaki, “encierran toda la sabiduría que necesita un emigrante para salir adelante en la sociedad brasileña. Nosotros pensamos que es nuestra misión, como emigrantes, contribuir a la cultura brasileña asentados en esta tierra. Si logramos llegar a los 100 años llevando esta vida agrícola, que es siempre la misma, podremos decir con la cabeza bien alta que ha nacido una nueva cultura que fusiona Brasil y Japón. Y como queremos dejar este legado para el futuro, vamos a seguir explorando todos los ángulos de la actividad agrícola”. La comunidad agrícola Yuba, símbolo de la amistad entre dos pueblos, seguirá allí deslumbrándonos con su gran vitalidad.Una nueva fusión cultural nacida en la comunidad en São PauloLos nikkei, un puente tendidoentre Japón y BrasilJapón y Latinoamérica

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