Somos Tomodachi Invierno de 2016
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17esta distinguida cámara, lo que consecuentemente y con ánimo inquebrantable han seguido deseando y preconizando a partir de aquel momento, no es otra cosa que la paz mundial y la eliminación de las armas nucleares.Ahora, cuando la atención del mundo se concentra en si las Naciones Unidas van a poner coto a las ambiciones de Corea del Norte o sobre si su Consejo de Seguridad va a ser capaz de enfrentarse en bloque a este país, Japón, como miembro de dicho consejo, va a liderar sus discusiones.Llevando el imperio de la ley a los maresSean cuales sean los asuntos a los que nos enfrentemos, o precisamente porque tales asuntos han de ser muchos, Japón, en su 60º aniversario como miembro, no va a escatimar esfuerzos para fortalecer las Naciones Unidas.El total acumulado de las contribuciones realizadas hasta el momento por Japón a la ONU y a las operaciones de mantenimiento de la paz, contabilizando el valor desembolsado en cada momento, supera ampliamente los 20.000 millones de dólares estadounidenses. A esto hay que sumar los 334.500 millones de dólares que representa, según ese mismo método contable, la suma de toda la ayuda al desarrollo ofrecida por Japón.En mi opinión, hay tres principios que se han mantenido constantes a lo largo de toda la historia de las Naciones Unidas: la contribución a la paz, la búsqueda del crecimiento y el anhelo de un mundo libre de injusticia e iniquidad. Creo que reconocerán que Japón, como país, ha realizado los mayores esfuerzos en esos tres empeños durante los últimos 60 años. Sobre todo, es el crecimiento lo que sirve de base al resto. Solo cuando hay crecimiento arraiga la paz y es posible dedicar tiempo a corregir las injusticias. Si Japón ha sido capaz de crecer, ha sido solo gracias a un comercio libre y abierto, y a un entorno de inversión. Y eso mismo es lo que ha llevado a los países de Asia su actual prosperidad.Paz, estabilidad y seguridad en los mares, así como libertad de navegación marítima y aérea, son los fundamentos de la paz y prosperidad para la comunidad internacional. La comunidad internacional debe adherirse estrictamente a los principios de que, en caso de producirse un conflicto, los Estados hagan sus reclamaciones basándose en el derecho internacional, no usen la fuerza ni la coacción para sacar adelante dichas reclamaciones y busquen resolver sus conflictos por medios pacíficos. Permítanme decir también que en el núcleo del Gobierno de Japón he formado un equipo especial liderado directamente por mí, que está trabajando para hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible.El Gobierno de Japón, que está trabajando con celeridad a fin de cerrar cuanto antes el Acuerdo de París sobre el cambio climático, cumplirá sin falta su compromiso de aportar 1,3 billones de yenes en ayudas para los países en desarrollo en 2020. Japón no escatimará esfuerzos para fortalecer las Naciones Unidas durante los próximos 60 años, de la misma forma en que lo ha hecho durante los 60 últimos.Este es el espíritu de la ONU que alberga JapónAllá donde van los japoneses comprometidos con la cooperación internacional, la gente anónima del lugar despierta a sus propias capacidades y se da cuenta de que para hacer un país hay que comenzar por el lugar donde se encuentran. Los japoneses que son testigos de ello quedan tan conmovidos que el recuerdo los acompaña toda su vida.Es para mí motivo de sereno orgullo que las relaciones entre Japón y las Naciones Unidas hayan servido durante los últimos 60 años para unir los corazones de esta manera en Asia, en África y en el resto del mundo. Este es el espíritu de la ONU que alienta en los japoneses. Me comprometo a no olvidarlo, promoverlo y transmitirlo a la siguiente generación.La reforma del Consejo de Seguridad, un asunto de urgenciaQuisiera decir, para finalizar, que la estructura de gobierno de la ONU necesita cambios en profundidad. Países de África y Latinoamérica han ganado una influencia en la política y la economía globales de la que carecían hasta ahora, pese a lo cual siguen sin tener una representación satisfactoria en el Consejo de Seguridad. Ya solo por este mero hecho, el actual estado de cosas en el Consejo de Seguridad es indefendible ante las generaciones que compartimos el presente.En la cumbre de la TICAD VI [VI Conferencia Internacional de Tokio sobre el Desarrollo de África] Japón se reunió recientemente con los países de África y oyó cómo sus líderes calificaban de “injusticia histórica” esta situación en la que África no tiene representación permanente en dicho consejo, ante lo cual no pude sino asentir sinceramente. Si no llevamos a cabo ahora la reforma del Consejo de Seguridad, esta podría ser pospuesta durante uno o dos decenios más. ¿Vamos a dañar de esta forma los valores de la ONU, o vamos a apostar por su fortalecimiento? Si es esto último lo que queremos, entonces no habrá que decir que la reforma del Consejo de Seguridad es una cuestión urgente.Muchas gracias.

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