Somos Tomodachi Invierno de 2016
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10En un rincón de los Bosques de Palermo, un parque de la capital argentina de Buenos Aires que recibe a numerosos visitantes anuales, se encuentra el Jardín Japonés de Buenos Aires. Con una extensión de 6,1 acres, el jardín presenta un gran estanque y un puente de estilo nipón en el centro, y árboles japoneses como el cerezo de Matsumae en el contorno.El creador del jardín es Yasuo Inomata, un paisajista afincado en la ciudad vecina de Escobar. Inomata estudió paisajismo en la universidad y, tras acumular cierta experiencia profesional en Japón, se trasladó a Argentina en 1966. Desde entonces se ha dedicado a crear jardines para residencias privadas, y en 1969 también se encargó de la construcción del Jardín Japonés de Escobar. También participa como responsable decorador del lugar de celebración de la Fiesta Nacional de la Flor, un festival floral con más de 50 años de historia en Escobar, desde la cuarta edición del evento en 1967. Inomata ha contribuido a difundir la fama del festival por todo el país.El jardín japonés de los Bosques de Palermo fue originalmente un regalo de la Asociación de Emigrantes Japoneses a la ciudad para conmemorar el matrimonio de Sus Majestades el Emperador y la Emperatriz de Japón —entonces herederos del trono imperial— cuandos estos visitaron Argentina en 1967. Para dar al conjunto un aspecto más cercano al de los jardines tradicionales japoneses, la Asociación de Japoneses de Argentina encargó a Inomata una reforma y una ampliación a gran escala cuyas obras se completaron entre 1978 y 1979. En los casi cuarenta años posteriores el jardín ha ofrecido paz al corazón de sus numerosos visitantes y se ha convertido en un puente para la cultura japonesa.Inomata se hizo muy conocido por su implicación en las obras de ampliación y reparación de la carretera de circunvalación de la provincia de Buenos Aires que se iniciaron en 1994. Se trataba de un proyecto de gran envergadura que requería el trasplante de unos mil árboles gigantes. Los especialistas argentinos insistían en talar los árboles antiguos porque su trasplante iba a ser imposible, y las airadas protestas de los que se oponían a la tala acabaron saliendo en las noticias. La compañía de autopistas contactó con Inomata para solucionar el problema, y la operación de trasplante se ejecutó de forma brillante gracias a una técnica paisajística tradicional de Japón llamada tarumaki que consiste en atar las raíces del árbol con paja y cuerda. Con esta acción Inomata se convirtió en el salvador de una pantanosa situación que amenazaba con hacer encallar el plan urbanístico de Buenos Aires.Según Inomata, “los jardines japoneses que creo expresan un elemento del budismo llamado gokuraku jo¯do (tierra pura). En estos jardines los árboles y flores no están dispuestos de una manera ordenada, sino que se colocan imitando a la naturaleza para que la gente pueda disfrutar de una sensación de paz. A primera vista parecen desordenados, pero en realidad conservan un orden”. Al cumplir 66 años en 2004, Inomata recibió el Premio de la Ciudadanía Emérita de Escobar, y en 2014 el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón le otorgó la distinción del ministro de Exteriores. Los paisajes creados por un ingeniero paisajista nacido en Japón en su segundo hogar siguen brindando sosiego espiritual no solo a los argentinos sino a los turistas que acuden desde todos los rincones del mundo.Exportar la cultura de Japón a Argentina mediante las técnicas tradicionales del paisajismo japonésJaponeses que contribuyen en otras partes del mundo

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