Somos Tomodachi Verano de 2015
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20La directora de orquesta Tomomi Nishimoto, de gran proyección internacional, estudió música clásica desde su infancia bajo la influencia de su madre, que se había graduado en una escuela de música. Criada en contacto con el mundo de la música, supo de primera mano lo difícil que es llegar a ser un profesional, pese a lo cual, cuando cursaba el bachillerato, se decidió a emprender esa carrera. Entre sus recuerdos está el de haber paseado un día por las montañas, que mostraban el fresco colorido del incipiente verano. “El juego de luces y sombras, las siluetas superpuestas de los árboles…, todo era tan bello que se me saltaron las lágrimas. Sentí que ninguna belleza artificial podía competir con la de la naturaleza. Deseé plasmar aquello en un cuadro, pero no tenía talento para eso. Entonces se me ocurrió tratar de expresar esa escena valiéndome de la música”.Tras estudiar composición en una escuela japonesa, Nishimoto viajó a Rusia, donde estudió con Ilya Musin. “Él enseñaba a todos con todo su entusiasmo, sin pensar en la nacionalidad, el sexo o la edad de sus alumnos. Yo no hablaba ruso cuando llegué, pero él me enseñó a no verlo como algo negativo: ‘Adquiere una fuerza expresiva que te permita transmitir sin tener que recurrir a las palabras’, me dijo. Y me animó a servirme de las fuerzas de que me había provisto durante mis estudios de composición”, rememora. Nishimoto supo sacar un gran partido de las enseñanzas de su maestro. Tras trabajar, principalmente en Europa, con varias orquestas sinfónicas y en teatros de la ópera, en los años 2010 y 2011 se convirtió en la primera persona no rusa en ocupar el puesto de director principal invitado de la Orquesta Sinfónica de la Academia Estatal de Rusia.Los asiáticos y las mujeres siguen estando entre los grupos menos representados en el mundo de la música clásica. Pero esto no ha desalentado a Nishimoto. En 2012, creó el IlluminArt, un grupo sin sede fija que varía su formato para adaptarlo al lugar o al programa de actuación. En el grupo, Nishimoto actúa como directora artística y es al mismo tiempo la directora de orquesta principal. Nacionalidad, raza, religión, sexo o edad nunca se toman como criterio a la hora de admitir a un nuevo miembro en el grupo. “Lo que importa son el atractivo de esa persona, su talento y sus aptitudes”, señala.Nishimoto no limita su actividad al campo de la música clásica. Ha dirigido en actuaciones de nuevo tipo, como trabajos en colaboración con creadores de vídeos. Ha participado también en diversas presentaciones de la cultura japonesa. Cuando dirigió la ópera Madame Butterfly en Japón, incorporó escenificaciones propias del kabuki, introdujo a las maiko (aprendizas de geisha) en el reparto, y tomó también ciertos elementos del arte popular. En el extranjero, ha sido aclamada por la crítica por sus esfuerzos para adaptar los conciertos a las áreas donde se realizan, introduciendo, por ejemplo, instrumentos de la música popular en la orquesta. En noviembre de 2013, IlluminArt se convirtió en el primer grupo asiático en ser invitado al Festival Internacional de Música y Arte Sacros de Roma. Cosechó muchos aplausos por su representación de las orasho (del latín oratio), cánticos cristianos de la isla de Ikitsukijima, en la prefectura de Nagasaki. De alguna manera, su adaptación supuso un regreso a casa de esta música, pues estos antiguos cánticos, que fueron transmitidos de generación en generación en el seno de la comunidad criptocristiana de la isla tras la prohibición del cristianismo, provienen en realidad del canto gregoriano transmitido por los sacerdotes católicos que misionaron en Japón en el siglo XVI. Al mismo tiempo, era una música tan antigua que ya no se recordaba en el Vaticano. La orquesta volvió a ser invitada en 2014, y la destreza y los logros de Nishimoto al investigar y reconstruir las orasho obtuvieron su reconocimiento cuando se convirtió en la ganadora más joven y la primera asiática en recibir uno de los premios de honor del festival.Nishimoto dice que una función que el arte debe desempeñar es la de exponer las cosas de mérito desde varios ángulos. “Me gustaría seguir dando expresión a las maravillas de Japón a través del lenguaje compartido de la música”, declara. El telón nunca se bajará sobre los sueños de Nishimoto.Hablando en el lenguaje universal de la músicaJaponeses que contribuyen en otras partes del mundo

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